El conejo Ralph y copywriting de empatía

No sé si existe algo llamado copywriting de empatía, pero es como lo he denominado yo. De lo que les quiero hablar es del cortometraje, o mockumentary, llamado “Salvemos a Ralph” que se hizo viral hace unas semanas y que a mi, por lo menos, me dejó en shock.

Por si no sabes de qué estoy hablando, te dejo aquí el video. No es muy largo, te invito a que lo veas antes de seguir leyendo:

Y ahora que viste el video… ¿qué te pareció?

Yo no pude verlo completo la primera vez, fue a la semana siguiente que me atreví a terminar de verlo y lloré, no tienes idea cuánto. No miento, dos días estuve deprimida y llorando pensando en el simpático conejo Ralph y todo el maltrato que le hacían y que se va a morir, como todos esos conejos que utilizan para probar productos para el consumo humano.

En los comentarios del video puedes leer cosas como “me odio como humano”, “voy a comenzar a hacer mi propio shampoo y jabón”. Mi reacción fue similar.

Pero, ya va. No es secreto para nadie que desde hace decenas de años se testea en animales. Y en este caso la crítica va para productos de belleza y de higiene personal, como desodorantes, por ejemplo. ¿Pero por qué ha causado tanto impacto? Porque las personas lograron empatizar con Ralph.

Al menos yo lo hice. Pude sentir su dolor, o al menos imaginarlo y me dolió. Sentí lástima por lo que le sucedía y me sentí increíblemente culpable, especialmente porque amo y adoro a los animales.

Además, sé de conejos. Tuve una bella coneja negra que se llamaba Onyx y de cariño le decíamos “La Nerra”. Son animales inteligentes, conscientes de su vida y entorno, juguetones, locos y no, su propósito en esta vida no es ser “conejillos de indias” (sin intención de que sea juego de palabras). Ella hasta se sabía su nombre y jugaba e interactuaba con mis gatos y conmigo.

¿Cómo lograron el copywriting de empatía con el conejo Ralph?

Bueno, aclaro que esta es mi opinión y que sí, estoy sesgada y que si no sentiste un ápice de culpa al ver el corto, hay algo malo en ti desde mi punto de vista. 

Creo que lograron ser empáticos primero mostrándonos a un conejo que habla y es entrevistado sobre su día a día. Claramente los conejos no pueden hablar con los humanos (sí se pueden comunicar, créeme pero obviamente hablar no) y en cierto modo ficticio pudimos conocer cómo se sienten con todo este maltrato y crueldad.

No nos lo dice directamente. Quizás Ralph, ciego de un ojo, con tinnitus en otro y quemaduras en la espalda, pensaba que hablando simpáticamente a la cámara y explicando que “no es tan malo, lo hacemos por los humanos porque son superiores a nosotros y para eso nacimos” le salvarían la vida.

Es más, sus amigos conejos le imploraron que les pidiera a los entrevistadores que los saquen de ahí y tras risas nerviosas Ralph les pregunta si pueden editar eso.

Pero, volvamos al copywriting. Los guionistas nos contaron la historia de Ralph (storytelling) y sin decírnoslo de frente, tan solo mostrándonos, pudimos ver entre líneas de lo que el conejo nos contaba: la realidad. No, no está todo bien. Sí, el trato es cruel. Ralph sabe que va a morir pronto, nosotros también y por eso se nos parte el corazón.

Para mi, el copywriting (copywriting de empatía como he decidido llamarlo) es genial y, para las personas que empaticen con el conejo simpático, que tengan mascotas, no necesariamente conejos, aprecian al entorno y quieran a los animales, el mensaje llegará. La cosa está en si el mensaje llegará también a quienes se hacen la vista gorda o los que se hacen millonarios vendiendo los productos que son probados en animales.

Por mi parte ya revisé que casi todo el maquillaje que tengo es de marcas que prueban en animales. Me siento mal. Pero algo va a cambiar. Ahora, gracias a Ralph, tengo información y puedo hacer compras más conscientes. Gracias conejito.

No dejes de pasar por el post donde hablo del copywriting persuasivo de las empresas multinivel. Y te invito a leer este artículo de Entrepreneur que analiza la campaña de Ralph de una forma muy interesante.